RAQAYRAQAYNIYUQ: EL TESORO ESCONDIDO DE SAN JERÓNIMO QUE RENACE PARA EL MUNDO SAN JERÓNIMO Y SU LEGADO MILENARIO

A tan solo siete kilómetros al sureste de la ciudad imperial del Cusco, en una ladera bañada por la luz dorada de los Andes y orientada hacia el este, se extiende silenciosa la comunidad campesina de Picol Orccompucyo, en el distrito de San Jerónimo. Este distrito, a menudo opacado por el bullicio turístico de Cusco, guarda una historia tan profunda como las raíces de sus apus tutelares. San Jerónimo no es apenas un suburbio moderno: es un territorio con ocupación continua desde el Periodo Intermedio Tardío, testigo ininterrumpido del devenir de civilizaciones y de la vigorosa vitalidad de los pueblos andinos.
La relevancia de San Jerónimo en la cuenca del Cusco está sostenida por relatos orales, documentos coloniales y, más recientemente, por una sorprendente manifestación tangible: el sitio arqueológico de Raqayraqayniyuq. Redescubierto, limpiado y puesto en valor en 2025 para el mundo moderno gracias a la gestión del Licenciado Billy Jorge Acuña Cuéllar y la comunidad jeronimiana, este yacimiento se erige hoy como un puente entre la memoria, la identidad y el futuro sustentable del territorio cusqueño.
Raqayraqayniyuq: Un Tesoro a las Puertas del Cusco
Hay lugares que, poco a poco, van cobrando voz en el coro patrimonial del Perú, y Raqayraqayniyuq es uno de ellos. El nombre mismo resuena a lengua ancestral, a misterio, a agudo cuchicheo del viento. Pero lo que hoy nos convoca no es solo un sitio arqueológico: es un espejo donde el pasado, el presente y el porvenir de San Jerónimo se encuentran.
Ubicación estratégica: Raqayraqayniyuq se asienta sobre una ladera de pendiente moderada, mirando hacia el valle y recibiendo el sol naciente, lo que sugiere conocimientos milenarios sobre la orientación sagrada y la funcionalidad de los asentamientos andinos. Desde sus alturas se domina visualmente una amplia extensión del valle, lo que no solo facilitaba el control territorial, sino que ofrecía protección, acceso a recursos hídricos y contacto con otras poblaciones. La cercanía a Cusco –apenas 7 km– y a rutas históricas lo convierten en un enclave privilegiado tanto ayer como hoy.
Fue necesaria una labor paciente de limpieza del centro arqueológico, liderada por Licenciado Billy Jorge Acuña Cuéllar, Municipalidad distrital de San Jerónimo, Ministerio De Cultura, Universidad Continental, Pachacutec Bosque Andino, para devolverle a Raqayraqayniyuq su lugar en el mapa del patrimonio mundial y en la memoria viva de los jeronimianos.
El Sector 1: Kallankas en Hilera, Corazón Comunitario
El sector 1, el mejor preservado, despliega nueve recintos rectangulares de tipo kallanka, las imponentes “grandes salas” características de la arquitectura inca y preincaica. Estas kallankas, alineadas en tres hileras paralelas que semejan una cuadrícula, pudieron albergar actividades colectivas, sociales y posiblemente rituales. Sus muros de hasta dos metros de altura –según testimonios de los trabajadores arqueológicos– aún proyectan sombra en las horas vespertinas.
Las kallankas cumplían, “la función de congregar a las familias, a veces en épocas de cosecha, otras en festividades religiosas. Son símbolos de la cohesión y del trabajo colectivo milenario”. Esta disposición estructural insinúa planificación urbana, jerarquización de espacios y un conocimiento profundo de la ingeniería civil prehispánica.
Técnica Mixta: Piedras y Adobes que Resisten al Tiempo
Uno de los grandes sellos de Raqayraqayniyuq es su sistema constructivo mixto. Las bases de cada una de las 39 estructuras identificadas en todo el sitio están hechas con piedra arenisca canteada, perfectamente ajustada a pesar del “rústico” aparejo reportado, y el resto de los muros se levantó en adobe endurecido por el tiempo y el clima.
Es fácil imaginar a los antiguos constructores extrayendo la piedra de canteras cercanas, seleccionando los bloques y luego aplicando mortero de barro –más eficiente y ecológico que el cemento moderno–, un saber transmitido por generaciones. Este sistema brindaba solidez a las bases y mayor aislamiento térmico en los hastiales de adobe. Así, Raqayraqayniyuq resistió lluvias, aludes y los embates del tiempo.
Calle Principal, Canal y Reservorio: El Agua, Alma del Asentamiento
La calle principal, espina dorsal del asentamiento, conectaba todos los recintos y –lo más fascinante– discurre paralela al canal de filiación Inca. Este canal, restaurado parcialmente, fue abastecido por un reservorio prehispánico ubicado en la parte superior del complejo. La captación, conducción y distribución del agua no solo evidencia raíces hidráulicas muy sofisticadas, sino también una cosmovisión que entendía el agua como divinidad y vehículo de relaciones sociales.
Aún hoy, cuando la brisa húmeda silba sobre la antigua acequia, parece que se repitieran plegarias a los apus y a la mamacocha (madre agua).
Espacio Ceremonial: Nichos Trapezoidales y Misticismo Andino
En el centro, casi como un corazón, encontramos el espacio ceremonial: una estructura rectangular con tres nichos trapezoidales de gran tamaño, posicionados equidistantemente. La forma trapezoidal es, para los arqueólogos andinos, una firma inconfundible del arte y la funcionalidad religiosa incaica y pre-inca. Los nichos
Este ambiente ceremonial es lugar de especial recogimiento. Allí, arqueólogos y visitantes suelen hacer un alto: escuchar el viento, meditar, y dejar una ofrenda o simplemente gratitud. Su conservación presenta oportunidades singulares para el desarrollo de productos turísticos relacionados al turismo vivencial y el turismo espiritual.
Tesoros del pasado: Lo descubierto bajo el suelo sagrado
La campaña arqueológica reciente, celebrada por la comunidad en 2025, arrojó una rica colección de bienes muebles y vestigios funerarios, una muestra del refinamiento cultural y material de sus antiguos habitantes. Entre los hallazgos destacan:
Olla con Pedestal y otros Recipientes
La olla con pedestal, de manufactura cerámica fina, asombra por su equilibrio entre funcionalidad y belleza. Sirvió para cocción y almacenamiento colectivo. Los investigadores encontraron además una botella, un urpu (vasija globular típica de los Andes), y diversos cuencos, todos asociados a contextos de cocina, almacén y ritualidad doméstica.
Mortero, Plomada, K’urpana y Alisador
El mortero lítico, bien conservado, sugiere procesamiento de granos y especias. La plomada –una piedra usada para medir verticalidad– revela inclinaciones arquitectónicas exactas. La k’urpana (especie de cuchillo o herramienta cortante) y el alisador de cerámica delatan labores cotidianas de artesanía fina.
Ylla, Punta de Proyectil, Pisca y Herramientas de Caza
Se identificó una ylla (instrumento agrícola), una punta de proyectil de obsidiana y piska (trampa andina), recuerdos silenciosos de la caza y la agricultura, ocupaciones esenciales de la vida prehispánica.
Tupus, Tensador y Objetos Funerarios
Los tupus, alfileres rituales de metal, aparecen en la zona funeral, indicando estatus y ofrenda. El tensador, quizás parte de una tecnología textil o de caza, pone en valor la multifuncionalidad y el ingenio local. El cuchillo hallado, de cobre, debió participar tanto en la ritualidad como en la vida diaria.
Cada objeto no solo narra un uso, sino una historia: la olla compartió granos entre familias; el tupus sujetó mantos en fiestas y velorios; la plomada medía muros que aún permanecen. “Nuestros abuelos ya eran ingenieros y artistas”.
Importancia histórica: La huella indeleble en la cuenca del Cusco

Raqayraqayniyuq no es una isla: es nodo y testigo de un proceso histórico mayor. Su ocupación desde el Periodo Intermedio Tardío –aproximadamente desde el 900 d.C.– refiere a una etapa de intenso dinamismo cultural, marcado por la emergencia y contacto de múltiples etnias, la formación de señoríos y la consolidación de un modo de vida agrocéntrico.

El rol de San Jerónimo en la cuenca del Cusco se consolida precisamente aquí. “los hallazgos en Raqayraqayniyuq muestran que la diversidad cultural y tecnológica de la región no nació con los Incas, sino que bebió de un manantial preexistente, rico en tradiciones y redes de intercambio”. El sistema de canales y reservorios, la compleja arquitectura y los testimonios funerarios demuestran la capacidad de adaptación y transformación social, rasgo inherente a la cultura andina.
Para Cusco, y para el Perú entero, estos hallazgos son una pieza clave en el rompecabezas histórico, y plantean nuevas preguntas para arqueólogos, antropólogos y para la propia comunidad.
El renacer del patrimonio: Limpieza y puesta en valor en 2025
La historia de este sitio no termina en el pasado. Al contrario: su capítulo más reciente es ejemplo de gestión comunitaria, compromiso profesional y visión de futuro.
El protagonismo del Licenciado Billy Jorge Acuña Cuéllar
Bajo la tutela del Lic. Billy Jorge Acuña Cuéllar y la coordinación San Jerónimo, Ministerio De Cultura, Universidad Continental, Pachacutec Bosque Andino, se diseñó y ejecutó en 2025 un plan de limpieza y puesta en valor integral. Se retiró maleza y se limpiaron y barnizaron las señaléticas modernas, pero respetuosas con el entorno natural.
“Nadie cuida lo que no conoce ni ama”, afirma Billy desde el mirador del sitio. Su liderazgo promovió es todos unidos por San Jeronimo podamos trabajar por el desarrollo Municipalidad de San Jerónimo, Ministerio De Cultura, Universidad Continental, Pachacutec Bosque Andino
Turismo que transforma vidas: Impacto y oportunidades para la comunidad
La rehabilitación de Raqayraqayniyuq marca un antes y un después para el turismo rural y arqueológico en San Jerónimo. La puesta en valor dinamiza la economía local y diversifica la oferta en beneficio de comuneros y emprendedores.
Turismo Rural, Arqueológico y Sostenible
A diferencia de otros destinos sobresaturados, aquí el turismo se concibe como vivencia participativa. Las agencias de viaje del Cusco han incluido rutas de trekking y observación de aves en San Jerónimo, ofertadas a turistas nacionales y extranjeros que buscan autenticidad, aprendizaje y naturaleza. Hay oportunidades para hospedaje rural, gastronomía tradicional y talleres de textilería y cerámica, organizados por artesanas locales.
“Cada visitante es una oportunidad de compartir y también de proteger”, dice dice Mag. Armando Isaias Medrano Zuniga especialista en ecoturismo. La observación de aves –destacando especies locales como el picaflor gigante y el canastero andino– se convierte en un atractivo innovador, gracias a la biodiversidad recuperada en la zona.
Dinamización económica e integración de actores
El sitio abre oportunidades concretas: guías acreditados, promotores culturales, hospedajes familiares, venta de artesanía y alimentos, así como participación en la cadena de valor turística a través de alianzas con operadoras y entidades académicas. El turismo, bien gestionado, ha demostrado en otras experiencias peruanas su capacidad de reducir la pobreza rural y fortalecer el tejido comunitario.
Según la Cámara de Comercio de Cusco, “sitios como Raqayraqayniyuq pueden triplicar el flujo turístico en pocos años, si se garantiza sostenibilidad y participación local”. El efecto multiplicador beneficia a transportistas, pequeños agricultores (al vender productos orgánicos a visitantes), y a la municipalidad –capaz ahora de invertir más en educación y servicios.
Experiencia del visitante: Senderismo, espiritualidad y aprendizaje
Raqayraqayniyuq destaca por su potencial para el trekking (senderismo sencillo a moderado), con rutas certificadas desde. El camino atraviesa andenes, bosquecillos de queuñas (arbol nativo), cruza riachuelos cristalinos y permite vistas panorámicas del Cusco y los nevados circundantes. Se recomienda madrugar para disfrutar de la neblina matinal y, con suerte, avistar especies emblemáticas.
Para los interesados en la meditación, la fotografía arqueológica, o la etnohistoria, hay espacios de descanso preparados por los comuneros. Se sugiere llevar sombrero, ropa abrigada y siempre consultar a un guía local. La comunidad ofrece circuitos temáticos: ruta arqueológica, ruta ecológica, y ruta vivencial (con talleres y degustaciones).
Conclusiones: Proteger para descubrirnos
Raqayraqayniyuq, silencioso por siglos, encontró una segunda vida gracias al esfuerzo conjunto de especialistas, autoridades y sobre todo de la comunidad de San Jerónimo. Su relevancia arqueológica, cultural y económica lo convierte en un modelo para el turismo sostenible y para la revalorización patrimonial del Perú. La experiencia demuestra que proteger el pasado es, de hecho, proyectarnos hacia un futuro común y próspero.
El compromiso es claro: “Debemos cuidar nuestro patrimonio, no solo para atraer turistas, sino para devolverle dignidad a nuestra historia y a nuestra gente”, como sentencia el Lic. Billy Jorge Acuña Cuéllar. Hoy, San Jerónimo y el Perú invitan al mundo a descubrir Raqayraqayniyuq, un tesoro vivo que espera ser sentido, aprendido y amado.